jueves, 27 de diciembre de 2007

El cerebro escindido

La epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso central que, en casos extremos, puede llegar a hacer la vida imposible al que la sufre. Aunque la causa de un ataque epiléptico parece no estar muy clara, se sabe que su efecto es un fallo general simultáneo en todo el cerebro. Para explicarlo, algunos neurólogos utilizan como símil cotidiano el acople que se produce en ocasiones entre un micrófono y un altavoz cuando el volumen es demasiado alto (efecto Larsen). Un pequeño sonido es recogido por el micrófono, amplificado y transmitido al altavoz. El micrófono captura de nuevo el sonido más fuerte que viene del altavoz, lo amplifica aún más, lo vuelve a transmitir, y así sucesivamente. En el caso de la epilepsia la perturbación que se transmite no es un sonido, sino impulsos nervisosos que viajan entre los dos hemisferios cerebrales a través del gran manojo de nervios que los une, llamado cuerpo calloso.

En algún momento alguien tuvo una feliz inspiración: Si las perturbaciones causantes de la epilepsia se transmiten por el cuerpo calloso, ¡cortémoslo! Después de todo, no parece que tenga ninguna función importante, sólo está ahí para comunicar entre sí las dos mitades del cerebro.


Este tipo de intervención es conocida como comisurotomía o callosotomía, y efectivamente, con ella se logra eliminar, o al menos reducir, los ataques epilépticos en enfermos graves. Contrariamente a lo que se pueda pensar, cortar un cerebro en dos no tiene un efecto demasiado dramático en su dueño. El individuo sigue con su vida habitual y se comporta de un modo normal. Bueno, casi. Los amigos y familiares no suelen notar nada extraño, pero el paciente se da cuenta de que algo no va del todo bien.

Cada hemisferio de nuestro cerebro procesa parte de la infomación que viene del resto de cuerpo y es capaz de controlar el movimiento de parte del cuerpo. Concretamente, el hemisferio derecho controla el lado izquierdo del cuerpo y procesa la información visual de la mitad izquierda de nuestro campo visual. Y viceversa. Pero los hemisferios no se reparten todos los trabajos de igual manera. Hay tareas que son realizadas principalmente por uno de ellos. Por ejemplo, el hemisferio izquierdo es generalmente el que controla el habla.

En los años 60 un psicólogo llamado Michael Gazzaniga comenzó a estudiar experimentalmente los efectos que tenían sobre los pacientes las operaciones de escisión cerebral. Los resultados fueron tremendamente curiosos, a la vez que muy útiles para aprender cómo funciona nuestra mente. Un experimento típico consistía en mostrar una imagen durante un instante a un paciente, pero únicamente en una de las mitades de su campo visual. Por ejemplo, si al paciente se le muestra la imagen de un tenedor en el lado izquierdo, sólo la ve el hemisferio derecho. Si al paciente se le preguna qué ha visto, no podrá decir nada, ya que es el hemisferio izquierdo el que controla el habla. Sin embargo, si se le manda dibujar lo que ha visto podrá hacerlo, pero sólo con la mano izquierda. La otra no sabrá qué dibujar.

Realmente, la mente de estas personas ha quedado dividida en dos. Son como dos mentes siamesas. Ambas comparten un mismo cuerpo, pero no siempre se ponen de acuerdo sobre lo que deben hacer. Se dan situaciones, por ejemplo, en las que un individuo está intentando bajarse el pantalón con una mano y subírselo con la otra. O está leyendo un libro y tiene que sentarse sobre su mano izquierda porque ésta no hace más que pasar las páginas antes de haberlas leído.

He encontrado un par de vídeos asombrosos sobre los experimentos de Gazzaniga. La mala noticia es que están en inglés y sin subtítulos. Pero incluso aunque no entiendas lo que dicen, creo que es fácil comprender lo que ocurre en cada experimento. Aquí va el primero.


El segundo es más antiguo, pero más explicativo. Es especialmente curioso el momento en el que uno de los sujetos intenta resolver un puzzle con cada mano por separado y después con las dos juntas.


Coninua...

martes, 18 de diciembre de 2007

Agua superenfriada

Después de un par de semanas sumamente interesantes de trabajo en el extranjero vuelvo a la vida cotidiana y a continuar añadiendo entradas en el blog. Todavía estoy perezoso, así que hoy toca entrada con poco texto y aprovechando material de Youtube.

He encontrado algunos vídeos que demuestran el comportamiento del agua superenfriada. El fenómeno se produce cuando logramos reducir la temperatura del agua por debajo de cero grados centígrados sin que ésta se congele. El agua superenfriada está en equilibrio inestable. Si añadimos un pequeño cristal de hielo el agua puede comenzar a congelarse repentinamente a su alrededor, utilizando la geometría ordenada del cristal como referencia (fenómeno que se conoce como nucleación). Una agitación o vibración también puede producir el mismo efecto. Por supuesto, el agua no es el único líquido que puede superenfriarse.





Como curiosidad, aquí va la explicación a un fenómeno que observamos habitualmente: En la alta atmósfera existen a menudo gotas de agua superenfriada. Al pasar un avión se producen grandes cambios de presión que hacen que estas gotas se conviertan en diminutos cristales de hielo. Esa es la razón por la que normalmente los aviones que vuelan a gran altura dejan una gran estela blanca tras de sí. Coninua...